sábado, 27 de octubre de 2012

EL CATARRO

Cada año las personas sufrimos en torno a 2 o más catarros. Esto se debe en una parte a que hay más de 150 virus encargados de causarlos. A medida que pasan los años, el número de catarros que sufrimos desciende, ya que nuestro cuerpo va adquiriendo una mayor inmunización hacia ellos.
Los catarros son infecciones de las vías respiratorias altas. Sus síntomas más frecuentes son la congestión y flujo nasales, ojos llorosos, dificultad para respirar, estornudos frecuentes, malestar general y en algunas ocasiones, fiebre.
Se transmiten del individuo enfermo al sujeto susceptible a través de pequeñas gotitas que salen de las vías aéreas al toser o estornudar. Éstas quedan suspendidas en el aire y desde ahí es donde pueden ser inhaladas por otra persona.
Podemos simplificar el catarro en los siguientes pasos:
  •      Hay gotitas infectadas que flotan por el aire. à Algunos virus son destruídos por la mucosa nasal, otros se inhalan en la parte posterior de la garganta.
  •      El virus infecta una célula y se reproduce dentro de ésta. 
  •      Nuevos virus son liberados desde esta célula hacia otras.
  •      Se infectan nuevas células.
  •      Las reacciones del organismo: mayor aporte de sangre al revestimiento nasal infectado, los anticuerpos actúan contra el virus y células infectadas y en pocos días se supera la infección.

En cuanto al tratamiento, los medicamentos no están destinados a la eliminación del virus, ya que no son eficaces. Sirven para mejorar los síntomas y aliviar las molestias. Para prevenir los catarros se aconseja lavar las manos con frecuencia si alguien está resfriado en el entorno, no exponerse a cambios bruscos de temperatura ni al frío excesivo*, cuidarse especialmente si se está pasando estrés emocional intenso o etapas de fatiga excesiva y no permanecer mucho tiempo en lugares cerrados llenos de gente o con el ambiente muy cargado.
*Al contrario de lo que mucha gente piensa, el frío no provoca resfriados, pero modifica la circulación de las mucosas provocando que los vasos sanguíneos se contraigan y que los virus entren con mayor facilidad.
Durante varios años investigadores han realizado estudios para averiguar si la vitamina D era protectora del catarro. Últimamente se ha demostrado que el uso de esta vitamina no seduce de forma significativa la incidencia ni la gravedad de los resfriados. La noticia se puede ver haciendo click en la imagen adjunta a continuación. 


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